Fue a caballo entre 1995 y 1996 cuando creamos PQC y durante estos años hemos hablado muchas veces sobre asuntos relacionados con los data centers, desde variados puntos de vista.

Hoy podemos afirmar que dominamos un amplio abanico de disciplinas aplicables a entornos de misión crítica (desde la arquitectura hasta la seguridad) pero nuestro origen es puramente eléctrico y, a veces, es bueno recordarlo.

Podemos definir la Power Quality como ese conjunto de conceptos relacionados con el buen funcionamiento de los equipos sensibles y la historia de estos años nos ha mostrado cómo su incidencia ha sido notable. Realmente, aunque los responsables de este tipo de entornos siempre han estado más preocupados por la continuidad del servicio, la incidencia de problemas directamente asociados con la PQ presenta múltiples ejemplos y casos de estudio.

Hay material como para escribir varios libros, pero intentaremos resumirlo para que pueda caber en unas cuantas líneas, ciñéndonos a sucesos relacionados con tres campos de la PQ. Los armónicos, las sobretensiones y las tierras.

En instalaciones llamémosles “generales”, podemos recordar cuatro casos notables de resonancia armónica. El primero en una torre de control aeroportuaria que inutilizaba los sistemas de detección de tensión, el segundo en una estación de metro que paralizaba los sistemas de elevación, el tercero en una estación depuradora de aguas residuales, con el registro más alto de distorsión medido por PQC y el cuarto en una alineación de aerogeneradores con el armónico de orden 99 como responsable del estropicio. En estos dos últimos, se destruían componentes del sistema.

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– Caso aerogenerador. Tensión en el lado de 400 V
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– Caso aero. Orden del armónico

También en instalaciones generales debemos destacar, por un lado, el permanente problema de los disparos intempestivos de protecciones diferenciales, algo que continuamos analizando y resolviendo, a día de hoy y, por otro, y con amplio alcance, todo lo relacionado con la protección a sobretensiones transitorias, aspecto muy poco cuidado en nuestras instalaciones y sobre el que, todavía a día de hoy, existe un profundísimo desconocimiento.

Entrando en el campo específico de los data centers, podemos afirmar que el problema de los armónicos, aunque presente en ciertas épocas, no ha supuesto para nosotros un gran enemigo (quizá, como mera anécdota, indicar un estudio singular por el que detectamos y eliminamos un armónico 43, producto de una leve resonancia, que estaba provocando arranques innecesarios de los grupos electrógenos en el CPD).

Por su parte, los disparos intempestivos han incidido sólo en los data center más pequeños alimentados normalmente mediante distribución pública en baja tensión, que son prácticamente los únicos dotados de protección diferencial generalizada. Es curioso observar cómo aún existe un gran desconocimiento sobre la manera de realizar la protección ante contacto indirecto llevando, en muchos casos, a la utilización de protección diferencial sin ser necesaria y, lo que es peor, a la eliminación de dichos dispositivos cuando resulta imperativa.

En el apartado de las sobretensiones transitorias, citar uno de los primeros trabajos para el sector, mediante el análisis y resolución del problema que, cada vez que se producía una tormenta con aparato eléctrico, afectaba inmediatamente a un determinado número de equipos y sistemas. También en este campo, mencionar el caso en el que en una evaluación general del data center se detectó una contraindicación entre el esquema de neutro existente y el modelo de protección ante sobretensiones instalado, advirtiendo al usuario del riesgo de explosión de los descargadores. El informe debió quedarse en algún cajón porque no pasaron ni tres años cuando un montón de cuadros salió en llamas por la causa ya anticipada, lo que condujo al data center al conocido como “cero patatero”.

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– Descargadores destruidos en cuadro

Y los últimos ejemplos lo reservamos para dos temas muy específicos relacionados con la alimentación directa a los servidores y a su entorno más próximo de colocación. Se trata, por un lado, de las tensiones neutro tierra, de su adecuación a las exigencias y cobertura de las garantías de proveedor y, por otro de la existencia de campos electromagnéticos que pueden alterar el buen comportamiento de los equipos. Sobre ambas materias hemos tenido unos trabajos que, sin que hayan supuesto un importante número en relación con otras materias, sí que han sido muy delicados y, en ocasiones, de resolución más compleja.

Lo dicho: Aunque nuestra cobertura es extensa en disciplinas, no podemos dejar de aprovechar una ocasión tan pintada como esta para sacar pecho en una materia que nos ha acompañado durante todo nuestro recorrido y que nos ha permitido ofrecer un valor diferencial muy apreciado por los clientes. Todos los ejemplos citados, así como la inmensa mayoría de los afrontados en estos años, han sido resueltos con mayor o menor rapidez en la localización de la causa, pero no nos gustaría acabar estas líneas sin mencionar el que para nosotros tiene un componente más simbólico y una carga mayor de afectividad. Se trata del caso del Junacontinuos, al que hemos aludido en artículos precedentes y que el lector interesado puede encontrar en la pestaña BLOG de la web de PQC.