La empresa de telecomunicaciones brasileña Oi ha recibido autorización para obtener un préstamo de 275 millones de dólares de sus actuales acreedores.

La empresa de telecomunicaciones con problemas de liquidez ha recibido la autorización del juez Fernando Viana del 7º Tribunal Corporativo del Distrito Judicial de la Capital del Estado de Río de Janeiro, ya que el operador advirtió que sin el préstamo su negocio se expone a un mayor riesgo financiero.

“En abril, el flujo de caja de Oi podría alcanzar un nivel incompatible con la gestión responsable de una empresa de este tamaño, con un posible impacto en el mantenimiento regular de sus actividades”, advirtió la empresa.

El préstamo se utilizará para pagar salarios y cumplir con las obligaciones a corto plazo del operador.

Para garantizar el préstamo, TeleSintese informa que Oi ha utilizado su participación del 34 por ciento en el proveedor de fibra V.tal como garantía, y se espera que este préstamo ingrese a la cuenta de Oi en los próximos 25 días, luego de la autorización del juez.

Este financiamiento de deudor en posesión (DIP) tiene una duración de un año y viene con un interés del 23 por ciento, y será pagado por el operador a través de un nuevo préstamo una vez que obtenga la aprobación de los acreedores de la reorganización supervisada por la corte.

El mes pasado, el presidente del regulador brasileño Anatel le dijo a Oi que no puede vender su participación en su firma de fibra V.tal mientras siga usando algunos de los activos reversibles de la concesión.

Las luchas financieras de Oi se remontan a muchos años atrás, cuando el operador se declaró en bancarrota por primera vez en 2016 cuando las deudas alcanzaron los 19.200 millones de dólares en ese momento.

Condujo a que la empresa entrara en lo que entonces era la protección por bancarrota más grande de la historia de Brasil, de la que la empresa salió en diciembre del año pasado después de seis años.

Su negocio de telefonía móvil se vendió por 3230 millones de dólares en 2020 y se dividió entre los tres grandes operadores de telefonía móvil de Brasil, TIM, Telefónica y América Móvil. TIM se quedó con la mayor parte de los activos.

Algunos de estos activos han incluido torres de telecomunicaciones excedentes, que los tres operadores no han podido cambiar en los últimos meses.