Los Centros de Datos y de computación del sector público en España juegan un papel fundamental en los trabajos de investigación y desarrollo gracias al trabajo que se lleva a cabo en las universidades de nuestro país. Pablo Sanz Mercado es el Director Técnico del Centro de Computación Científica de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), y durante DCD>España 2019, pudimos compartir un rato con él, donde arrojó más luz sobre la evolución de este mercado en el sector privado y los retos a los que se enfrentan para mantenerse siempre actualizados.

¿Cuál es su visión de la evolución de la infraestructura del data center de la Universidad Autónoma de Madrid?

Empezamos ya hace veinte años con nueve secciones de trabajo, ahora estamos trabajando con cerca de 6.000 y vamos a subir a 10.000 procesadores. Por tanto, hemos tenido tenido que ir acomodando la infraestructura y la nueva forma de trabajo.

Inicialmente estábamos trabajando sólo para la facultad de ciencias, y al introducir nuevas tendencias e ideas sufrió un cambio muy importante. Ahora somos un centro para la Universidad Autónoma de Madrid, para el centro de Excelencia UAM-CSIC, y ya no sólo alojamos el trabajo de la facultad de ciencias, sino también disponemos de grupos de investigación que vienen a trabajar con nosotros y que no están alojados en la facultad de ciencias, sino que son de económicas, psicología, etc. Por lo tanto ha evolucionado mucho en este sentido y la computación ha abierto nuevas ideas y modelos.

En cuanto a nuestro centro de datos, lo que también ofrecemos es un servicio de housing. En investigación lo habitual era que cada grupo de investigación tuviera alojada su información en sus propios departamentos, por lo que las condiciones no eran excesivamente buenas. Ahora lo alojamos de forma centralizada y hemos conseguido hacer crecer la capacidad de cómputo tanto a nivel universidad, como a nivel de grupos de investigación.

Gracias a este éxito, ya estamos construyendo nuestro segundo centro de datos.

¿Cuál son los principales retos del sector público para mantener la infraestructura actualizada?

El sector público se enfrenta a varios retos: el principal de ellos es el dinero. Si no hay presupuesto no hay dinero, y si no hay dinero no hay evolución. Y esto provoca que nuestros recursos se puedan quedar obsoletos. La crisis económica que hemos vivido en España ha afectado fuertemente a los trabajos de investigación, y los recortes han trascendido a los centros de computación.

Otro reto al que nos enfrentamos es el tema de la gestión. Estamos viendo en muchas ocasiones que el dinero no está yendo donde debería ir, y las leyes no están ayudando en este sentido. Tardamos mucho tiempo en adquirir un nuevo servidor, que además está perdiendo valor al tener que enfrentarse a meses de licitaciones.

Por último, y no por ello menos importante, es el capital humano. En muchas ocasiones no tenemos en cuenta esto, y en el sector público es muy difícil tener un número de personas que estén trabajando en una idea desde hace tiempo por culpa de que hay que esperar que se abran nuevas plazas para opositar. Pienso que desde la administración pública deberíamos apostar por el capital humano.

¿Cómo pueden colaborar sector público y privado para acelerar el proceso de transformación digital?

El proceso de transformación digital es obligatorio. A día de hoy nadie piensa en la transformación digital como una opción. Sin embargo, el sector público no tiene una “obligatoriedad” o urgencia tan grande como la tiene el sector privado, pero tenemos que seguir continuamente en este proceso constante, para que nuestros clientes puedan utilizar nuestros servicios de una forma mucho más cómoda.

En el sector público tampoco tenemos la maniobrabilidad que puede tener el sector privado, pero es cierto que cuando terminamos las cosas, las hemos hecho muy bien. Esta transferencia es muy importante para el sector privado y la velocidad y agilidad del sector privado lo podemos traer al sector público para hacernos a la idea mejor de cuál es el camino que debemos seguir, y ver qué ideas hay encima de la mesa para profundizar sobre ellas y adaptarlas a nuestras necesidades.