Por Simon Yeoman, director ejecutivo de Fasthosts


A partir de 2022, más de la mitad de todos los datos corporativos residirán en la nube, lo que significa que la demanda de almacenamiento en la nube nunca ha sido tan alta. Como una ficha de dominó que cae, esto ha provocado un consumo severo de energía en toda la industria de los centros de datos, lo que ha resultado en importantes emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).

Es preocupante que la Comisión Europea estime que para 2030, el uso de energía de los centros de datos de la UE aumentará del 2,7 por ciento al 3,2 por ciento de la demanda total de la Unión. Esto pondría las emisiones de la industria casi a la par con la contaminación de la aviación internacional de la UE.

Sin embargo, hay que recordar que el almacenamiento en la nube sigue siendo mucho más sostenible que las alternativas.

¿Por qué el almacenamiento en la nube es más sostenible?

Es crucial poner en contexto la energía utilizada por el almacenamiento en la nube y considerar los ahorros que puede generar en otros lugares. Gracias a los servicios compartidos y al almacenamiento de archivos, los equipos pueden colaborar y trabajar dondequiera que estén, eliminando la necesidad de grandes oficinas y desplazamientos diarios.

Esto significa que las empresas pueden reducir el tamaño de sus espacios de trabajo y reducir el impacto ambiental causado por los viajes de los empleados. De hecho, se estima que trabajar desde casa cuatro días a la semana puede reducir las emisiones de dióxido de nitrógeno en alrededor de un 10 por ciento.

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Además de esto, el almacenamiento en la nube reduce la dependencia de servidores físicos locales. Para las pequeñas y medianas empresas (PYMES), tener servidores locales o sus propios centros de datos puede resultar caro, mientras que el funcionamiento y la refrigeración de los equipos requieren mucha energía, lo que significa más emisiones de CO2.

Los servidores en la nube, por otro lado, ofrecen una alternativa más eficiente. A diferencia de los servidores locales que quizás solo se utilicen a una fracción de su capacidad, los servidores en la nube en los centros de datos se pueden utilizar de manera mucho más efectiva. A menudo operan a capacidades mucho mayores, gracias a la tecnología de virtualización que permite que un único servidor físico actúe como varios servidores virtuales.

Cada servidor virtual puede ser utilizado por diferentes empresas, lo que significa que en general se necesitan menos unidades físicas. Esto significa que se requiere menos energía para alimentar y enfriar, lo que lleva a una reducción de las emisiones generales.

Además, los servidores locales suelen tener una capacidad informática y de almacenamiento superior a la necesaria solo para manejar picos ocasionales de demanda, lo que supone un uso ineficiente de los recursos. Los centros de datos en la nube, por el contrario, combinan grandes cantidades de equipos para gestionar estos picos de manera más eficiente.

En 2022, la eficacia promedio del uso de energía de los centros de datos mejoró. Esto indica que los proveedores de la nube están utilizando la energía de manera más eficiente y ayudando a las empresas a reducir su huella de carbono con el almacenamiento en la nube.

Un cambio sostenible: tres pasos para crear un almacenamiento en la nube ecológico

Es importante destacar que hay formas de mejorar aún más la sostenibilidad de servicios como el almacenamiento en la nube, lo que podría traducirse en ahorros de energía del 30 al 50 por ciento a través de estrategias ecológicas. Por lo tanto, ¿cómo pueden las empresas realizar la transición sostenible del almacenamiento en la nube normal al almacenamiento en la nube ecológico? Bueno, creemos que hay tres pasos fundamentales.

En primer lugar, las empresas deberían considerar la ubicación. Esto significa elegir un proveedor de almacenamiento en la nube que esté cerca de una instalación eléctrica. Esto se debe a que la distancia importa. Si la electricidad recorre un largo camino entre su generación y su uso, se pierde un porcentaje. Además, los centros de datos ubicados en entornos submarinos o en climas más fríos pueden reducir la energía necesaria para su refrigeración.

A continuación, las empresas deberían preguntar a los proveedores ecológicos qué están haciendo para minimizar su impacto ambiental. Por ejemplo, alimentar sus operaciones con energía solar, eólica o biocombustibles reduce la dependencia de los combustibles fósiles y, por lo tanto, reduce las emisiones de GEI. Algunas instalaciones albergarán grandes bancos de baterías para almacenar energía renovable y garantizar un suministro de energía continuo y ecológico.

Por último, pero no menos importante, la tecnología ofrece una poderosa vía para mejorar la eficiencia energética del almacenamiento en la nube. Algunos proveedores han estado invirtiendo en algoritmos, software y hardware diseñados para optimizar el uso de energía. Por ejemplo, la introducción de algoritmos de inteligencia artificial y aprendizaje automático o el escalado de frecuencia puede mejorar drásticamente la forma en que los centros de datos administran el consumo de energía y la refrigeración.

Esto se ilustra con el uso por parte de Google de su DeepMind AI, que redujo la factura de refrigeración de su centro de datos en un 40 por ciento, un excelente ejemplo de cómo los sistemas inteligentes pueden contribuir a una mayor sostenibilidad.

Con el mundo calentándose a un ritmo acelerado, seleccionar un proveedor de almacenamiento en la nube que demuestre un claro compromiso con la sostenibilidad puede tener un impacto significativo. De hecho, los principales proveedores de nube como Google, Microsoft y Amazon ya han tomado medidas para hacer que sus servicios de nube sean más ecológicos, por ejemplo, comprometiéndose a pasar a fuentes de energía 100 por ciento renovables.

Almacenamiento en la nube que no le cuesta a la Tierra

Es innegable que la nube está remodelando la naturaleza de los negocios tal como los conocemos, pero este crecimiento digital corre el riesgo de un futuro impredecible con graves consecuencias ambientales. Pero las empresas no deberían tener que elegir entre la Tierra y la innovación.

Más bien, es un acto de equilibrio. Y la respuesta está en el almacenamiento ecológico en la nube. Al elegir proveedores alimentados con energía renovable, centros de datos eficientes y tecnologías innovadoras, las empresas pueden cosechar los beneficios de la nube sin incurrir en una penalización energética dañina para el planeta.

No hay tiempo que perder. Debemos actuar ahora. Las empresas tienen la obligación de elegir el almacenamiento en la nube ecológico y ser parte de la solución, no del problema. Al hacer el cambio hoy, podemos garantizar que la nube siga siendo un santuario conveniente, no un culpable del cambio climático.