Si has oído hablar del hidrógeno verde, un tema candente entre quienes buscan acelerar el proceso de la transición energética, probablemente hayas leído o escuchado algo sobre su alto costo, tanto en producción como en transporte y almacenamiento.

En esta entrevista, el consejero de SAE Brasil y gerente de transición energética de la Cámara de Comercio Brasil-Alemania*, Camilo Adas, presenta el tema del hidrógeno verde, y su respectivo costo, desde una perspectiva diferente.

¿Qué es el hidrógeno verde y cuáles son sus usos actuales?

Partiendo de la química, el hidrógeno es el primer elemento en la tabla periódica. Con gran abundancia en el planeta Tierra, se encuentra prácticamente en todo, siendo el elemento más básico de la naturaleza.

Sin embargo, el hidrógeno en sí mismo es una molécula, lo que definirá su “color” es la fuente de donde lo obtengamos. Es decir, para que el hidrógeno sea considerado “verde”, debe provenir de fuentes limpias y renovables, como la energía eólica y solar.

Cuando hablamos de hidrógeno, también hablamos de una fuente de energía muy rica y pura, que se puede utilizar de diversas formas, como, por ejemplo, en la industria siderúrgica, en la industria del cemento, en aplicaciones hospitalarias o como materia prima para la producción de amoníaco para fertilizantes.

Con la necesidad de una transición energética, lo que hemos estado viendo en los últimos años es la promoción de la economía del hidrógeno, en sustitución de la economía del carbono.

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A incorporação das energias renováveis na estratégias de negócios dos Data Centers e a evolução da eficiência energética e de suas métricas

¿Se puede considerar el hidrógeno verde como una buena opción de energía de respaldo?

Sí. El hidrógeno verde es un vector energético, es decir, transporta energía. Por lo tanto, lo que se ha discutido, en realidad, es el almacenamiento de energía a través de la molécula de hidrógeno, para que se pueda alimentar, por ejemplo, la red eléctrica de un Data Center.

Reemplazar el motor diésel, un combustible con altas tasas de emisión de CO₂, por una fuente que proviene de celdas de combustible de hidrógeno verde, es una tendencia importante en la transición energética.

La transición energética, a su vez, es fundamental y debe ser discutida como una prioridad en el sector de los datacenters, que actualmente es responsable de alrededor del 2% de todo el consumo de energía en el mundo.

Sin embargo, también es cierto que la transición debe ser una prioridad para otros sectores. Si seguimos con el ritmo y los modelos de consumo actuales, no podremos mantener el planeta durante mucho tiempo.

¿Cuáles son los principales beneficios del hidrógeno verde en comparación con las baterías de almacenamiento de energía convencionales?

Las baterías tradicionales son importantes, pero tienen algunas características que debemos tener en cuenta.

Primero, obtienen energía a través de los metales pesados, elementos químicos complejos con más densidad electrónica. Estos metales pesados ​​provienen de las llamadas “tierras raras”, las cuales tienen fuentes específicas en el mundo y cada vez son más escasas.

Además, estas baterías tienen limitaciones de carga, sobrecarga térmica, vida útil y economía circular.

La tendencia del hidrógeno verde no tiene estas consecuencias. Sin embargo, eso no significa que el hidrógeno no tenga sus desafíos. Todas las tecnologías tienen sus ventajas y desventajas.

Entendemos que uno de los principales retos/desventajas del hidrógeno verde es precisamente su alto coste de producción, transporte y almacenamiento. En ese sentido, ¿cuáles serían las formas de reducir este valor y, así, maximizar el uso?

En primer lugar, debemos tener en cuenta que toda transición tiene un costo. Y la transición energética no es diferente.

Cuando miramos hacia atrás en la historia, en un principio el ser humano usaba leña y tenía el costo de extraerla y transportarla (un costo más que económico, cuando pensamos en todas las áreas del planeta que fueron deforestadas).

Posteriormente, los seres humanos aprendieron a utilizar el carbón. Asimismo, había que extraerlo, “transformarlo” y transportarlo. También tuvo un costo.

Luego aprendió a extraer petróleo, y si miramos una estación petrolera, es una construcción costosa y compleja.

Más recientemente, surgió el etanol, que ahora es responsable de mover una gran cantidad de vehículos en Brasil, pero que también tuvo su costo económico.

En definitiva, toda energía que la humanidad conoce y utiliza tuvo un costo inicial. El hidrógeno verde también tendrá un costo. Estamos en transición, es inevitable.

¿Cuándo se resuelve este alto costo? Cuando tengamos economías de escala. Cuando muchos sectores económicos y actividades del mercado comiencen a usar hidrógeno verde como fuente de energía.

Con base en economías de escala, las inversiones iniciales serán equilibradas. Sin embargo, esto llevará tiempo.

Creo que si queremos mantener un planeta sostenible para las generaciones actuales y futuras, tendremos que pagar el precio de la transición. Esta “factura” es nuestra, tenemos que pagarla.

¿Cuál es el actual escenario del hidrógeno verde en Brasil?

La gente está viendo a Brasil como un país con muchas oportunidades en el mercado del hidrógeno verde, dado un principio básico, vinculado a las fuentes de energía primaria: el sol y el viento.

Brasil tiene mucho sol, mucha zona costera y una gran estabilidad de los vientos del noreste. Además, tiene la posibilidad de extraer biocombustibles de la agricultura, una industria pujante en el país.

Solo por eso, Brasil ya es un territorio sumamente prometedor para la transición energética.

Esta energía primaria, si se transforma en reserva a través del vector energético del hidrógeno verde, puede ser una gran fuente de energía para el país y para otras naciones. El mundo industrial, político y financiero ya se ha dado cuenta de este potencial.

Por eso, tenemos muchos proyectos y memorandum of understanding en marcha, además de profesionales que debaten constantemente el tema.

Particularmente, como especialista en el área, veo que en los últimos 3 años ha habido una evolución que no se ha dado en los últimos 30 años.

Sin embargo, creo que necesitamos coordinarnos y organizarnos mejor en los ámbitos político, económico, comercial, tecnológico y académico. Toda esta coordinación no es sencilla.

*Camilo Adas es asesor en transición energética, tecnología e innovación en SAE Brasil y gerente de proyectos de innovación para hidrógeno verde en la Cámara de Comercio Brasil-Alemania en Rio de Janeiro.


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