Las ciudades evolucionan y en este proceso los data centers también lo hacen en su interior, ya que son capaces de convivir con casi cualquier uso urbano si se toman las medidas de interrelación adecuadas.

En este punto surgen diferentes preguntas: ¿Cómo se están integrando estas infraestructuras críticas dentro de los ambientes? ¿Qué parámetros impulsan el cambio estético y arquitectónico de los data centers? ¿Predominan los proyectos nuevos o la reingeniería?

En esta entrevista, Elías Sancho, arquitecto de PQC, da respuesta a todas estas cuestiones y analiza las estrategias que sigue la consultora de ingeniería y arquitectura en el proceso de diseño de sus data centers para hacerlos más sostenibles.

¿Desde un punto de vista urbano, qué evolución observáis en los Centros de Proceso de Datos?

Obviamente la geolocalización en relación con las redes de suministro eléctrico y conectividad es el punto de partida de un Data Center. Es como poner el dedo en un mapa de igual manera que se posiciona una estación petrolífera en medio del océano, allá donde existe el recurso. Nunca por azar.

Paralelamente, las ciudades van creciendo y evolucionando de manera orgánica, integrando sus diferentes procesos internos y absorbiendo el extrarradio. El CPD es una industria ligera que es capaz de convivir con casi cualquier uso urbano si se toman las medidas de interrelación adecuadas. Observamos una gran sofisticación de los centros para adaptarse a su entorno inmediato, desde la adopción de estrategias en centros existentes para convivir con los vecinos (soluciones acústicas, cerramientos que permiten unificar las condiciones estéticas a la vez que son permeables a la admisión de aire de los equipos críticos, sistemas integrados de evacuación de humos, etc.) hasta el diseño de centros de nueva planta. Por ejemplo, hemos proyectado recientemente en Euskadi un CPD en un ámbito muy natural, acomodándolo en la topografía, para lograr un impacto visual prácticamente nulo y una buena integración paisajística.

¿Qué tendencias estáis detectando en la expresión arquitectónica de los Data Centers?

Normalmente los Centros de Procesos de Datos vienen mostrándose de manera discreta, tratando de pasar desapercibidos en el contexto urbano, fundamentalmente por motivos de seguridad. Pero también es cierto que las corporaciones buscan cada vez más diferenciarse, no solo desde el punto de vista de los servicios y la fiabilidad del negocio, sino que también desde una componente estética y urbana. Se aprecia un mayor interés en mostrar una imagen corporativa alineada con los valores de la empresa. No me refiero solo a la imagen corporativa externa, de fachada, si no como decía antes a la posición urbana, paisajística, expresar la apuesta por reducir la huella ecológica y mostrarse como un centro integrado en un contexto antrópico complejo, contrapuesto al modelo tradicional introvertido de “caja de zapatos” o “bunker”. Se hace mucho más hincapié que hace unos años en reflejar la ecología de los valores corporativos y revelar la imagen interna de orden y armonía que representa un entorno bien mantenido, seguro, estable, ahora más si cabe preocupado por el “cómo” de los inputs y outputs externos.

¿Predomina la reingeniería o los proyectos nuevos?

Ambos tipos de proyectos coexisten y no son excluyentes unos de otros. El ecosistema es ahora más amplio que nunca y se está desarrollando exponencialmente. Cualquier tendencia que pueda observarse hoy, probablemente será contradicha de aquí a dos o tres años y así continuamente, los ciclos suelen repetirse. Actualmente estamos participando tanto en macroproyectos por fases y “nosecuantos megavatios”, en los albores incluso del plan urbanístico, como acompañando al crecimiento y mejora del centro “de toda la vida”. Eso sí, es muy tangible la inversión externa en este momento y se aprecia el interés de inversores no familiarizados con el sector hasta ahora.

¿Qué estrategias desarrolla PQC en sus diseños de centros de procesos de datos para hacerlos más sostenibles?

Estamos potenciando la incorporación de energías renovables y la mejora de eficiencia energética, que son las caras más visibles de la innovación del sector en este sentido, pero sin olvidar el tradicional objetivo de optimizar y hacer el traje a medida para cada caso de estudio, proveniente del mero oficio y del ejercicio de nuestra profesión. Perseguir lo estrictamente necesario, lo imprescindible (siempre como condición sine qua non, aportar la garantía del mínimo riesgo de fallo de la instalación, obvio). Lo realmente motivador, bajo mi punto de vista, es lograr el mayor rendimiento a la inversión del cliente y el equilibrio posterior.

Pongo un ejemplo que representa mucho lo que quiero decir, aunque poco tenga que ver con el procesado de datos. En LATAM proyectamos un gran CPD en su totalidad, con una urbanización de bajo o nulo mantenimiento, basado en vegetación con muy reducida necesidad de agua. Al lado de un campo de golf, por cierto. Si el consumo de agua de la red pública es nulo para estos efectos y el personal de mantenimiento está dedicado a mantener propiamente las instalaciones del CPD, creo que estamos centrando el tiro. Antropización inteligente y pensar de manera global, diría que es el compromiso.

¿Menos es más?

Nosotros solemos hablar del concepto de PiE, “Power in Excess”, (y remito a los diferentes artículos de Garcerán en este mismo foro de DatacenterDynamics) que analiza cuánta potencia en exceso tienes instalada con respecto a lo que realmente necesitas. Esto, conceptualmente y extrapolado a la arquitectura, tiene efectivamente mucho que ver con el “Menos es más” de Mies Van der Rohe.

Aplicar la “ECO-lógica”, es analizar bien lo que realmente necesitas para el servicio que te comprometes a dar y no solo a tus clientes sino al resto del ecosistema. Cuánto le supones y cuánto le devuelves. Es apostar por un ejercicio interno honesto, que esté en equilibrio con el entorno. No lo confundamos con una defensa de lo austero frente a lo exuberante, sino, de realizar un ejercicio de responsabilidad y de búsqueda proactiva de la eficiencia. Las “etiquetas ECO” están de ferviente actualidad, pero si no se llevan a la práctica las estrategias necesarias para que un proyecto sea realmente sostenible, se queda en una simple declaración de intenciones loable, pero intrascendente.

Es importante poder reunir equipos multidisciplinares capaces de ver los proyectos con una mirada crítica y global.


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