Actualmente los bancos están inmersos en diferentes procesos de transformación digital, trabajando para ofrecer siempre las mejores soluciones a los usuarios. Pero para seguir creciendo y poder ofrecer un servicio ágil y centralizado deben tratar de implementar estrategias innovadoras, como por ejemplo la interconexión. Esto les brindará una oportunidad para lanzar al mercado sus propios servicios con garantía de futuro, más aún teniendo en cuenta que en España casi nueve de cada diez personas usa ya aplicaciones financieras para consultar y realizar operaciones en su banco. En Alemania, por contra, sólo dos de cada tres personas usa habitualmente aplicaciones del sector financiero.

Hasta ahora, los bancos e intermediarios financieros han utilizado sobre todo redes de conmutación de etiquetas multiprotocolo (MPLS) para conectarse con sus socios. Aún así, estas conexiones son tediosas de establecer y comparativamente caras, pues no pueden garantizar el rendimiento y la flexibilidad que exige el ecosistema actual. Lo que necesitan en cambio es encontrar la manera de unir sus sistemas actuales con el nuevo mundo de las aplicaciones financieras y FinTechs. La apertura de interfaces a raíz de la normativa europea PSD2 (Payment Services Directive) fue un paso importante en esta dirección. Esto hace posible la agregación de servicios de diferentes proveedores, aunque no se ha aclarado cómo se producirá la comunicación entre las interfaces a nivel técnico.

Una alternativa es la interconexión directa de las redes en un punto de intercambio (IX). Con esta configuración, un banco puede, por ejemplo, conectarse directamente a las redes de los principales proveedores de servicios de Internet (ISP) para establecer un vínculo directo con los clientes. Sin embargo, este enfoque bilateral es menos adecuado para construir ecosistemas de socios complejos.

Las empresas tradicionales que no consigan digitalizarse con éxito acabarán siendo superadas por la competencia y el sector financiero no es una excepción. Si un banco lo consigue podrá actuar como "puerta de entrada" para los servicios financieros que puedan surgir en un futuro, seleccionando servicios de confianza para el cliente y garantizando la seguridad y la calidad. Pero, ¿cuáles son? Para responder a esta pregunta, tenemos que determinar por qué los clientes utilizan algunos de ellos en concreto determinados servicios.

De acuerdo a un estudio que hemos realizado en DE-CIX, el 88% de los usuarios españoles utiliza alguna aplicación de finanzas y el 69% considera la libertad de horario como una de sus mayores ventajas, sumado al 81% que cree que es muy positiva la posibilidad de manejar sus servicios financieros a través del teléfono, desde cualquier lugar y sin importar dónde se encuentren. En Alemania, por ejemplo, esto lo piensan un 58% de los encuestados. En general, las aplicaciones financieras se consideran fáciles y cómodas de usar, según el 63% de los encuestados en España y el 66% en Alemania algo que, sin duda, la pandemia ha ayudado a impulsar.

En este sentido, las aplicaciones financieras deben diseñarse para que sean aceptadas por un sector de la población lo más amplio posible y así conseguir una mayor fidelización entre la población. Este argumento se ve reforzado sabiendo que el 30% de los españoles entre 35 y 44 años son usuarios de aplicaciones, así como el 12% del segmento entre 55 y 65 años.

Además cabe suponer que el deseo de contar con servicios centralizados, es decir, tener todos los productos financieros en una única aplicación, será aún más importante en el futuro, a medida que cada vez un mayor número de jóvenes, afines al mundo digital, progresen en sus carreras y se involucren más en el mundo financiero. Otra cuestión sería quién puede actuar como proveedor de una nueva aplicación central de finanzas. Es probable que surjan nuevas empresas en este campo, pero tendrían que lidiar con el hecho de que aún no tienen una reputación.

En el sector financiero en particular los consumidores piensan de forma conservadora y prefieren confiar en marcas conocidas y de confianza. Aquí reside una gran oportunidad para que los bancos ya establecidos en el mercado se posicionen como agregadores de servicios. Además, las entidades financieras acumulan años de experiencia asesorando y vendiendo productos financieros como carteras de acciones, hipotecas o pólizas de seguro. Esta relación establecida entre el banco y el cliente es una fuerte ventaja competitiva, y estas entidades tienen que trabajar para trasladarlas al mundo digital actual y de los próximos años. Por lo tanto, para una solución de “ventanilla única” como la que comentaba anteriormente, los bancos tradicionales deberían llevar ventaja.

En definitiva, los bancos tienen una gran oportunidad por delante. La digitalización es el presente y el futuro y no deberían verla como una amenaza, sino como una gran ventana en la que poder lanzar al mercado sus propios servicios en un futuro no muy lejano, y con garantías. Gracias a sus amplias redes y también a sus marcas conocidas, están en disposición de conseguir una red ideal para estos servicios mediante una combinación de de interconexión directa con las redes en las que están sus clientes y, por ejemplo, grupos cerrados de usuarios con socios.


Por Dr. Thomas King, CTO de DE-CIX