Existe la creencia, bien arraigada entre los expertos de infraestructura, de que en un centro de datos sólo hay que monitorizar temperatura y humedad en el pasillo frío, pero esto no tiene sentido en un enfoque moderno de la operación de centros de datos y es un síntoma de que se ha perdido el objetivo.

Sí, por supuesto que hay que poner sensores en el pasillo caliente. Si el objetivo de la refrigeración es evitar daños en los servidores, lo primero que tenemos que monitorizar es el pasillo caliente, porque es donde vamos a poder analizar los resultados de nuestras decisiones. No se puede optimizar lo que no se mide.

Todas las actividades económicas de éxito se están transformando digitalmente y la operación de los centros de datos no es una excepción. La orientación al dato es fundamental para seguir siendo eficaces en un entorno cada vez más competitivo y complejo.

Pero, ¿tiene sentido que un coche autónomo o un sistema avanzado de asistencia a la conducción utilice sólo los sensores de aparcamiento por ultrasonidos? Sería imposible para el sistema determinar si está funcionando adecuadamente.

Una estrategia orientada a datos necesita datos. Y los suficientes para poder modelar el comportamiento del sistema. Los sistemas de aprendizaje automático necesitan poder comparar el resultado de distintas decisiones para poder aprender si una es mejor que las otras en una situación determinada. Por eso, si queremos optimizar la refrigeración del centro de datos, lo primero que necesitamos es visibilidad del resultado de esa refrigeración. Y eso significa monitorizar la temperatura del pasillo caliente y mucho más densamente que en el pasillo frío.

Pero es que además es importante la información del pasillo caliente para poder entender lo que está pasando en el centro de datos. Algunos problemas de control del flujo de aire, como la recirculación (aire del pasillo caliente que se filtra al pasillo frío), podrían detectarse en el pasillo frío por una mayor dispersión en los valores de temperatura. Sin embargo, no sería información suficiente para determinar la causa. Además, hay muchos otros problemas de control del flujo de aire que no podríamos ver sólo con sensores en el pasillo frío. Un ejemplo claro es el bypass (aire del pasillo frío que se filtra al pasillo caliente), que no genera ninguna variación en los valores medidos en el pasillo frío.

Pero es que además hay otros muchos beneficios de tener información detallada de la temperatura del pasillo caliente:

  • Obtención de métricas como Return Temperature Index (RTI), que indican si es necesario tomar medidas correctivas de ahorro de energía relacionadas con la refrigeración
  • Análisis de la influencia de cada sistema de refrigeración en cada rack
  • Estimación del consumo de los racks y de la refrigeración y estimación del PUE, de forma no intrusiva
  • Cálculo estimado de métricas avanzadas como el Performance Indicator, un conjunto de métricas desarrolladas por The Green Grid para evaluar la eficacia y la eficiencia de la refrigeración de los centros de datos.
  • Detección temprana de ataques que aumentan significativamente el uso de los equipos de computación, como la denegación de servicio (DoS), la denegación de servicio distribuida (DDoS) o el cryptojacking (usar recursos de computación sin permiso para minería de criptomonedas).
  • Detección temprana de fallos de hardware, ya que muchos de estos fallos aumentan significativamente el consumo de energía antes de dejar de funcionar, y eso supone un aumento de la temperatura de salida.

Uno de los aspectos más importantes de la monitorización del pasillo caliente es que aporta una visión resumida de lo que está pasando en los servidores y, por tanto, permite una optimización de la infraestructura consciente del comportamiento de IT. Y, de la misma forma, la orientación al dato de la operación de IT puede ser consciente del comportamiento térmico y el consumo del centro de datos. De esta forma, el sistema de captura y análisis de datos supone un nexo entre la operación de IT y la de la infraestructura. Esto no sólo es algo deseable porque abre numerosas oportunidades de optimización, es que imprescindible para avanzar hacia la automatización de muchas de las tareas de operación.

Por tanto, sí, por supuesto que hay que monitorizar la temperatura en el pasillo caliente, es el primer paso para una verdadera transformación digital de la operación de los centros de datos.