Es una realidad que las infraestructuras dedicadas a data center están alcanzando unas cotas de crecimiento nunca antes vistas. Parece, ahora sí, que la apuesta por este tipo de servicios es meridianamente clara y así lo demuestra el incremento de inversión.

Según Global Data, los ingresos globales del sector de los data centers 2030 llegarán a los 948.000 millones de dólares, por lo que se prevé una tasa de crecimiento interanual del 6,7%. Esta es una gran noticia, pero ahonda en uno de nuestros principales desafíos, que es la importante huella ambiental de un sector que representa ya el 1% del consumo de energía global.

En los 20 años que Adam lleva dedicándose al diseño, construcción y operación de data centers ha habido muchos cambios y algunos de ellos han supuesto grandes retos para poder seguir creciendo como compañía. Pero el principal desafío al que nos hemos enfrentado ha sido el incremento constante del principal recurso que consume nuestro negocio: la energía.

El incremento de la potencia de computación de los equipos informáticos, junto con la reducción del tamaño de los mismos, ha incrementado considerablemente la densidad energética por metro cuadrado dentro de las salas de housing actuales. A más densidad más disipación de calor, que requiere más capacidad de climatización y, por consiguiente, más consumo energético por sala.

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Diseño modular para afrontar el reto de la sostenibilidad

¿Cómo afrontamos este reto en Adam? Quizá haber sido una empresa pequeña que ha ido creciendo con recursos propios, y que ha sido una de las pioneras del sector en España nos ha permitido tener una visión clara de cómo abordar un crecimiento sostenible.

En nuestro caso la modularidad seguramente sea nuestro factor diferencial. En un mercado acostumbrado a inversiones millonarias en espacios gigantescos con potencias de decenas de megavatios, en Adam seguimos pensando que la modularidad tiene ventajas tangibles que ayudan tanto a la sostenibilidad como a la competitividad de las infraestructuras de un data center.

Si el objetivo es aprovechar al máximo la energía necesaria para mantener los SLAs del servicio dentro de un data center, es necesario equilibrar al máximo los elementos que intervienen en el consumo de energía.

Por ejemplo, podemos mantener una temperatura y humedad en rangos adecuados, dentro de los estándares de ASHRAE. También conseguir un control de los flujos de aire, sin sobrepresiones excesivas que implican mayor consumo de las turbinas de ventilación. O también podemos minimizar las pérdidas ocasionadas en la gestión de la energía intentando mantener los UPS en niveles de carga óptimos.

La ejecución, el control y la medición de la efectividad de estas acciones requiere de un ajuste lo más preciso posible, algo que es más fácil de conseguir en los espacios reducidos de un diseño modular. Las pruebas y desarrollos de data center dentro de contenedores marítimos que realizamos en el pasado nos permitieron confirmar esta ventaja.

Otra ventaja de la modularidad es que nos permite abordar cada nueva sala casi como si de un nuevo data center se tratara. Excepto los equipos de transformación, podemos mantener o modificar cualquier otro elemento involucrado en la prestación del servicio: UPS, grupos electrógenos, sistemas de detección de incendios o agentes extintores, entre otros, lo que nos permite actualizar nuestras instalaciones con los últimos avances en cada área.

En Adam llevamos 20 años aplicando el desarrollo modular al diseño y construcción de nuestros data centers, implementando mejoras evolutivas en cada nuevo desarrollo. Además, antes de realizar una nueva implementación en una nueva sala, se realiza una reunión entre el equipo técnico, el equipo directivo y los fabricantes para establecer los mejores parámetros e implementar las últimas innovaciones tecnológicas en eficiencia y fiabilidad.

Esto nos permite, por ejemplo, tener UPS un 3-4% más eficientes cada año. Teniendo en cuenta que el consumo de energía es constante las 24 horas del día, al cabo del año es un ahorro considerable en el consumo energético.

Si además podemos aprovechar recursos naturales como la introducción de aire exterior cuando su temperatura es baja, optimizamos aún más la sostenibilidad de las instalaciones.

La eficiencia energética como estrategia empresarial

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En Adam hemos apostado desde el inicio por usar energía procedente al 100% de fuentes renovables y por una construcción y diseño de nuestros CPDs enfocada a maximizar la eficiencia energética y minimizar la huella de carbono.

Un buen diseño modular con tecnologías free-cooling, acompañado de una ubicación estratégica y una estrategia empresarial basada en la sostenibilidad son clave para conseguir el nivel de eficiencia energética del que disfrutamos, que contribuye a nuestra resiliencia como empresa.

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