Día del Árbol, Día del Agua, Día de la Tierra, Día de los Océanos, Día de la Biodiversidad y, por supuesto, Día de las Abejas. Parece que el mundo aprecia estas fechas a cada año, ¿deberíamos seguir llamándolas días de celebración, incluso cuando tenemos poco que celebrar?

Esta semana tuvimos otro de esos días. El 5 de junio fue el Día Mundial del Medio Ambiente. ¿Te enteraste? ¿Hubo algún cambio en tu lado? ¿Qué hizo tu empresa en este día?

No subestimemos la importancia, los ideales y los principios que representan estos días. Pero tampoco seamos ingenuos al creer que son días para celebrar. No existe, o al menos no debería existir, un "feliz día mundial del medio ambiente" cuando el 99% de la población mundial respira aire que excede los límites de calidad recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y cuando arrojamos un camión de basura plástica en los océanos cada minuto.

Tratamos nuestro planeta como un gran basurero. Consumimos de manera desenfrenada, tanto que es posible ver desde el espacio la montaña de residuos textiles en el Desierto de Atacama. Utilizamos energía proveniente de fuentes fósiles en nuestras matrices energéticas, respaldados por la "justificación" de que son ampliamente difundidas y económicamente accesibles.

Sin embargo, una u otra vez al año, celebramos el Día Mundial de algo relacionado con el planeta. Son fechas que, aunque están fundamentadas en principios válidos y necesarios, quedan atrapadas únicamente en las palabras.

¿Significa esto que no estamos tomando medidas? No exactamente. Aunque a un ritmo probablemente lento para evitar que la temperatura global alcance el límite de 1,5 °C para 2027, ya podemos observar algunos cambios en sectores críticos de la economía.

Grandes empresas en sectores como energía, tecnología, telecomunicaciones y centros de datos ya han comenzado a hacer sus contribuciones.

Schneider Electric, líder en transformación digital de gestión de energía y sostenibilidad, cuenta con tecnologías que reducen el impacto ambiental negativo de las empresas a través de la eficiencia energética. Entre ellas se encuentra su división de Negocios Sostenibles, una consultoría en sostenibilidad y energía que monitorea la huella de carbono y los indicadores de ESG de los clientes. Soluciones que ya han ayudado a las empresas a ahorrar y evitar 440 millones de toneladas de CO2 desde 2018.

Vivo (Telefónica Brasil), la primera empresa de América Latina en lograr ser neutral en carbono al 100%, utiliza energía renovable en todas sus operaciones y ha reducido las emisiones de alcance 1 y 2 en un 76%. Además, la empresa ha logrado una tasa de reciclaje del 98% para todos los residuos electrónicos provenientes de sus operaciones.

En la misma línea, ODATA se convirtió en el primer proveedor de centros de datos hyperscale en América Latina en generar energía renovable para el 100% de su consumo operativo, una medida que busca reducir aproximadamente 125 mil toneladas de emisiones de CO2 para 2035.

Otro ejemplo de colocation que opera con energía 100% renovable es Scala, la única empresa del sector en América Latina que ha logrado la neutralidad de carbono desde el inicio de sus operaciones. Según informaciones oficiales de la empresa, cuentan con 2,900 GWh de energía limpia garantizada hasta 2033, un volumen suficiente para abastecer, por ejemplo, la ciudad de Valencia (España) durante un año.

El gigante Amazon también invierte parte de sus recursos en metas de sostenibilidad. Actualmente, es el mayor comprador corporativo de energías renovables en todo el mundo, con 401 proyectos solares y eólicos en todo el globo, con una capacidad total renovable de más de 20,000 megavatios.

Hablando de gigantes, Siemens ha sido reconocida por el índice de sostenibilidad Dow Jones (DJSI) como la empresa más sostenible en su sector. Con metas ambiciosas, hasta 2030, la empresa invertirá 650 millones de euros en su propia descarbonización.

La lista de ejemplos podría continuar, aunque en algunos casos se observa una combinación interesante de metas ambiciosas, plazos cortos y un progreso lento. ¿Están las empresas listas para correr contra el tiempo? Mantenemos la confianza y esperamos que, en algún momento (no tan lejano), recibamos noticias de que las metas de ESG establecidas por tantas empresas en estos y otros sectores se hayan alcanzado, que el discurso se haya transformado en acción y que ya pueda ser medido, demostrado y replicado.

Por ahora, la pregunta sigue en pie: ¿de qué lado está tu empresa? ¿Está del lado de aquellas que mitigan los impactos ambientales o de aquellas que los intensifican? ¿Está del lado de aquellas que simplemente celebran fechas o de aquellas que incorporan estrategias de sostenibilidad en todos los aspectos de sus negocios? Tu respuesta y la mía podrían, en algún momento, ayudarnos a decir "feliz semana mundial del medio ambiente".