El Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP) inauguró a comienzos de año en la ciudad de Iquitos el Centro de Alto Rendimiento Computacional de la Amazonía peruana. Este laboratorio de supercomputación tiene como misión registrar todos los datos de este singular ecosistema en Perú, lo que le permitirá monitorear los niveles de agresión -deforestación, tala ilegal, etc.-, con el fin de preservarlo.

Hablar de la Amazonía es hablar de más de 750.000 km2, una extensión superior al 60% del territorio peruano caracterizada por abundantes recursos naturales y una de las principales reservas de agua del mundo. Según Isaac Ocampo, investigador del IIAP y encargado del proyecto del supercomputador, en una zona tan extensa es escasa la presencia del estado (instituciones y servicios públicos, inversión en infraestructura, políticas de inclusión social, etc.), lo que genera escenarios favorables para el desarrollo de actividades ilegales y nocivas para el bosque.

De esta forma, la Amazonía peruana sufre una serie de problemas crónicos como la tala ilegal, la minería, agricultura migratoria, caza indiscriminada, e incluso existen accidentes o eventualidades nocivas en actividades formales como el petróleo. Estos problemas vienen generando efectos nocivos en el ambiente como deforestación, contaminación de aguas, desertificación, expansión de plagas, pérdida de especies y desaparición de culturas amazónicas. Así mismo en estos últimos años, también se ha experimentado el incremento de eventos climáticos extremos (inundaciones, vientos huracanados, sequias, etc.).

Primero en su género

Según indican desde la IIAP, el nuevo superordenador es el “primero en su género” en la Amazonía Peruana y tiene la “mayor capacidad de procesamiento en todo el Perú”, pues se trata de una computadora híbrida de procesamiento de datos numéricos y procesamiento gráfico. En concreto, hablamos de un clúster de 10 nodos (con 6 Nodos de procesamiento gráfico con tarjetas GPU k80), logrando aproximadamente 35 Teraflops de capacidad de procesamiento. Además cuenta con un almacenamiento de 200 TB.

Para albergarlo, se ha habilitado un espacio aislado a modo de data center que posee un nivel de disponibilidad Tier II (camino a Tier III).

Entre otras posibilidades, el sistema permitirá analizar la diversidad genética de la fauna y flora, monitorear los distintos ecosistemas y predecir escenarios que puedan afectar a la Amazonía peruana, que como ya hemos mencionado supone más del 60% del territorio de Perú.

Dos funcionalidades principales

El IIAP congrega a 25 instituciones de todas las regiones amazónicas, entre las que destacan las universidades y centros de investigación con trabajos en la región. Gran parte de este trabajo versa sobre la calidad del agua, preservación de especies, estudios de deforestación y cambio climático entre otros. Esta herramienta mejora la eficiencia de los trabajos de investigación con la reducción de tiempos de recursos humanos, e incrementa la calidad de los resultados. “En realidad el supercomputador tiene dos funcionalidades principales, por un lado proporcionar a la comunidad científica una herramienta que apoye el procesamiento de datos para el sector investigación; por otro la generación de servicios públicos”, destaca Isaac Ocampo.

El supercomputador proporciona predicciones de temperatura, calidad de agua, reconocedores gráficos de árboles madereros (identificación de árboles madereros), monitoreo de deforestación en tiempo real, reconocimiento de frutas y reconocimiento de plagas. “Todos estos servicios permitirán mejorar los procesos de aprovechamiento de recursos naturales en el bosque amazónico, así como facilitarán reportes de alerta temprana o monitoreo de lo que pasa en el bosque”.

El IoT de la Amazonia

Con una inversión de 1,5 millones de soles, el superordenador de la IIAP recibe datos en tiempo real de sensores automáticos adecuados al ecosistema que están en puntos estratégicos: cuatro en Loreto, tres en Pucallpa y tres en Puerto Maldonado.

Actualmente se registran seis parámetros: Temperatura del agua, Temperatura del aire, Oxígeno Disuelto, Ph, Conductividad y Radiación solar. “Algo que no habíamos previsto es que el monitoreo de calidad de agua e hidrología en realidad requiere el estudio de aproximadamente 100 parámetros (entre parámetros físicos, químicos y biológicos), y lo ideal sería monitorear la mayor cantidad posible. La tecnología actual tiene sus limitaciones, falta mucha investigación e innovación”, explica Ocampo, que sostiene que “en realidad sí, es un proyecto de Internet de las Cosas

“Lo ideal sería que los miles de ríos y lagunas que recorren la Amazonía posean mecanismos  para monitorearlos. Aunque necesitaríamos miles de dispositivos y considerable conectividad, esto nos permitiría conocer en tiempo real lo que pasa en el bosque y tomar acciones lo más rápido posible”.

Mucho por hacer

Desde el IIAP consideran que en todos los procesos del proyecto han existido retos. El adquirir  equipamiento de alto rendimiento en Perú es ya un desafío puesto que solo existe un pequeño ecosistema empresarial, pero además ubicarlo en el Amazonas ha sido más complicado aún. “El principal problema que teníamos es que los proveedores locales no nos ofrecían una solución apropiada, o les desanimaba ponerlo en Iquitos”, asegura Isaac Ocampo.

Otro limitante fue tener que realizar el proceso de adquisición teniendo en cuenta el sistema de adquisiciones públicas peruanas. Algunos proveedores extranjeros se desanimaron por los complejos procesos burocráticos.

Por otro lado, es necesario que el Perú desarrolle políticas públicas que apoyen el monitoreo del bosque. “Por ejemplo, todas las carreteras que se construyan en la Amazonía deberían ser carreteras inteligentes. Por ley todas deberían contener como parte básica del proyecto el uso de sistemas de monitoreo en tiempo real”.

La Amazonia requiere mucho del IoT, al parecer de Isaac Ocampo. “Debemos masificar ideas de proyectos de “bosques inteligentes”, “ríos inteligentes”, “árboles conectados”, Internet de las cosas vivas (monitoreo en tiempo real de calidad de agua a través de bacterias).

En este sentido, actualmente en Iquitos se está trabajando en robots bioinspirados telecontrolados, equipados con sensores para meterse en el bosque y estudiar los ríos.