Llevamos una década hablando de la evolución e implantación de Edge, sin embargo, las previsiones positivas chocan con una realidad que muestra un avance de esta tecnología mucho más lento de lo esperado en el sur de Europa. En los últimos años, Edge no ha respondido necesariamente a las expectativas del sector, ya que los casos de uso evolucionan constantemente y las demandas cambian sin cesar.

En este punto, por qué el Edge no está cumpliendo las expectativas de la industria, cuál es la trayectoria del desarrollo de centros de datos edge en el sur de Europa, si ha aportado los beneficios que prometía y si morirá el Edge, son algunas de las principales preocupaciones que se plantean.

Este será el tema del debate “Expectativas VS Realidad: ¿Estamos estancados en el avance de los Edge Data Centers en el sur de Europa?”, que tendrá lugar el 22 de mayo en el Connect Madrid. Uno de los participantes confirmados es Juan Carlos García, Miembro del Edge Cloud WG, European Alliance for Industrial Data, Edge and Cloud. En entrevista previa al evento, él ha anticipado a DCD algunas de las ideas que va a compartir en el evento.

¿Cómo consideras que está evolucionando el despliegue de los Edge Data Centers en el sur de Europa? ¿Estamos avanzando al ritmo que deberíamos?

En primer lugar, hay que entender de qué tipo de Edge data center, o un nodo de computación en el extremo, hablamos. Según la taxonomía de Edge definida por el Observatorio de Edge Europeo, existen varios tipos de nodo que van desde el Metro Edge (o “In-country data centers”, hasta 5 MW) pasando por el Medium Edge (Near Edge hasta 1 MW, Far Edge hasta 200 kW) hasta el On-premises (1-30 kW) y el Device Edge.

La Comisión Europea ha marcado un objetivo de alcanzar 10.000 nodos Edge (metro y medium) sostenibles y seguros para 2030, de los cuales corresponden al sur de Europa (Grecia, Italia, Portugal, España, Chipre y Malta) unos 2.300. A finales de 2023 se contabilizaron 176 nodos de Edge en esa región, de los cuales 45 se construyeron en ese año. Eso representa que a 2023 estamos a algo más de un 7% del objetivo a 2030. Queda mucho por hacer, especialmente si se tiene en cuenta que muchos de esos nodos son experimentales y que solo una parte de ellos están verdaderamente en producción.

¿Por qué las previsiones de avance no coinciden o no caminan al mismo ritmo que el despliegue real?

Hay varios factores: la situación macroeconómica (altos niveles de inflación) y geopolítica (guerras en Ucrania y Palestina) no ayuda. Hay incertidumbre y esto no suele ayudar a animar la inversión. Por otro lado, queda mucho por avanzar en la migración de aplicaciones a la nube pública. Es difícil que una empresa que no se haya digitalizado y pasado buena parte de sus cargas a la nube, se anime a desarrollar o mover aplicaciones al Edge. Los grandes proveedores de nube siguen invirtiendo en el negocio de los

grandes data centers porque es un terreno que tienen más depurado y dominado, y en el que todavía queda recorrido. Entrar en el despliegue de una computación mucho más distribuida exige otro modelo operativo que requiere mayor esfuerzo e incertidumbre por la necesidad de cerrar acuerdos con socios locales y ajustarse a regulaciones locales, aspecto en el que otros proveedores como los operadores de telecomunicaciones tienen cierta ventaja.

Hay desarrollos tecnológicos pendientes de ser completados, como los que se relacionan en el Roadmap Tecnológico Industrial de la Alianza Europea del Dato Industrial, el Edge y la Nube, y que son necesarios para habilitar un servicio de Edge eficiente, competitivo y atractivo. Hablamos de mecanismos de automatización, orquestación y federación de Edge que permitan construir el continuo de Edge y cloud que Europa persigue, basado en la federación de múltiples proveedores.

Es muy complicado ofrecer un servicio regional o global de Edge sin la estandarización del servicio (las APIs) y la disponibilidad de mecanismos de coordinación entre proveedores.

Por último, se debe establecer un marco adecuado desde las instituciones públicas, con unas políticas más favorables y una armonización de la regulación en los estados miembros de la UE que de mayor confianza al inversor.

¿Los Edge Data Centers están aportando los beneficios que prometían?

Hasta el momento el negocio no ha crecido como se esperaba, en buena parte por los motivos anteriormente señalados, pero sí que se ha demostrado ampliamente el valor que tiene para algunos casos de uso su despliegue en el Edge. Esa fase se ha superado, ya se sabe lo que puede aportar sobre la computación en la nube clásica. Ahora es el momento de romper el círculo vicioso que supone la espera de una “killer application” para el despliegue de la infraestructura y la espera de la disponibilidad de infraestructura para el desarrollo masivo de aplicaciones en el Edge. Iniciativas como el IPCEI-CIS europeo pretenden empujar un despliegue inicial de infraestructura y la disponibilidad de componentes tecnológicos para arrancar el desarrollo a mayor escala de aplicaciones en el Edge.

Hay quien dice que el Edge está muerto, ¿estás de acuerdo o en desacuerdo con esta afirmación?

Yo más bien diría que el Edge está naciendo. Llevamos años desarrollando tecnología y aplicaciones para hacerlo posible y diseñando estrategias de despliegue. Ahora es cuestión de que llegue el momento de acelerar las inversiones, y se ven los primeros brotes en Asia, EE.UU. y un gran impulso de la Comisión Europea en este sentido con el lanzamiento a finales del año pasado del IPCEI-CIS, el proyecto importante de interés común europeo para la nueva generación de Edge y cloud europeos, que incluye inversiones públicas y privadas de 2.600 millones de euros. Esto dará el impulso necesario para acabar los desarrollos pendientes y realizar los primeros despliegues industriales en Europa. En el proyecto participan 12 estados miembros y más de 100 compañías, dando nueva vida al desarrollo del Edge.